Basta recorrer el país a través de dos estados, Puebla y Veracruz, para sentir a México.
Resultan innecesarios los números, las estadísticas, los informes, sólo es necesario escuchar y observar lo que pasa en las calles. En un mismo día, una tormenta inesperada y gélida, un arcoíris, la pobreza en las calles, el homenaje al pintor activista muerto; las de mandas por educación y vivienda de antorcha revolucionaria y magisterial.
Así el estado de las cosas. Como responder a semejante controversia, a esa bofetada de realidad. Cómo incidir desde mis espacios. Caminos muchos, pero a donde dirigir nuestros intentos.
A muchos les digo que personalmente no se hacer otra cosa que trabajar por la educación y la cultura, a las cuales he educado mi vida entera. Hoy me encuentro en el privilegio de un equipo de trabajo permanente, fuerte y súper preparado que hace posible muchos de mis sueños.
Y estoy agradecida, por ello.
Esta publicación sea un saludo y un llamado.
Un saludo para todos aquellos que han colaborado en algún momento conmigo y un llamado a no cerrar los ojos y los oídos a la realidad en la que estamos viviendo; y buscar que nuestra vida y trabajo sean una contribución a ser mejores cada día y hacer de nuestro mundo uno más seguro y saludable.